POR QUÉ HAY QUE DEJAR LOS DESNATADOS
25/08/2017
Los lácteos con toda su grasa no son peligrosos para tu salud, al contrario, pueden ayudarte a perder peso y vivir mejor.
Ya sé que has hecho las paces con la grasa, porque la grasa es inocente. Te estás aficionando a los aguacates y las nueces, e incluso te has dado cuenta de que el tocino de cerdo es casi tan rico en ácidos grasos saludables como el aceite de oliva. Sin embargo, cuando llegas al pasillo de los lácteos en el supermercado, sigues eligiendo yogures desnatados.
Si existen lácteos desnatados es porque durante cuarenta años hemos sufrido recomendaciones sanitarias basadas en mala ciencia y ayudadas por intereses comerciales. Es a causa de una injustificada demonización de las grasas saturadas. Esa misma desinformación es la que ha llevado a consumos exagerados de azúcar, y al ascenso en los casos de obesidad y diabetes.
Por si esto no te convence, aquí tienes algunas razones más para tomar tus lácteos enteros:
Por enésima vez, la grasa no te hace acumular grasa, el azúcar sí. Esos lácteos desnatados están hasta arriba de azúcar, porque con la grasa le han quitado todo el sabor. En una revisión de estudios del European Journal of Nutrition los datos mostraron que las personas que tomaban lácteos con toda su grasa tenían menor riesgo de padecer obesidad. En un estudio del año pasado con más de 18.000 mujeres se comprobó que las que tomaban lácteos enteros sufrían menos sobrepeso. El motivo es que la grasa y las proteínas en los lácteos son saciantes, y hacen que estas personas consuman menos calorías de azúcar y almidón en el resto de las comidas.
Evitar el sobrepeso es una de las formas más seguras de prevenir la diabetes, pero a igualdad de peso, la grasa de los lácteos ayuda tu metabolismo. En un estudio de la universidad de Tufts se observó que las personas que toman más grasa de lácteos tenían un riesgo un 46% menor de desarrollar diabetes. La grasa hace que la glucosa en sangre suba más lentamente, evita los picos de glucosa después de comer y aleja el riesgo de convertirte en resistente a la insulina.
El nivel de colesterol total no tiene una relación directa con las enfermedades cardiovasculares, pero si tus niveles de colesterol “bueno” HDL son bajos, junto con inflamación y triglicéridos altos, tus papeletas para el infarto aumentan. El consumo de queso graso, como el de otras grasas saturadas, hace aumentar los niveles de HDL y no afecta a los
demás factores de riesgo.
Fuente: transformer.blogs.quo.es